Lugar 12/07/2009

Barranco que sirve de acceso a la Garganta de Escuaín. Se accede desde el mismo pueblo de Escuaín.

Aunque seco, bonito y vertical barranco, con buen ambiente y mucho manejo de cuerda, ideal para practicar maniobras si no hay gente y el sol te lo permite. Y si no te lo permite, saber que desemboca en el Yaga y que te puedes refrescar, lo hace más llevadero.

Al ser seco, se puede hacer sin neopreno o, como mucho, sólo con el peto, que incluso puede venir bien para los primeros rápeles donde las pozas suelen contener algo de agua, normalmente estancada y con mal olor. Personalmente, creo que no compensa ponérselo a no ser que no haga calor, cosa poco habitual en verano.

Comienza con 2 pequeños rápeles con sus correspondientes pozas que sirven para calentar la mano y mojarte un poco los pies. Tras éstos, el barranco se abre y aparece un salto de 25m. Hay que poner un poco de cuidado en la salida pero después se puede rapelar casi corriendo, como en las películas. Muy divertido.

Al siguiente rápel se puede ir por un sendero a la derecha, o gateando entre bloques por la izquierda. Hay una instalación vieja con maillón para un pequeño rápel evitable por un sendero a la derecha marcado por un árbol característico (aislado) desde el cual puedes ver los siguientes rápeles. 3m más abajo del árbol hay una instalación para un rápel de unos 10m. En la recepción no hay mucho sitio, no caben más de 3-4 personas, y allí mismo, a la izquierda, comienza el siguiente rápel de 20m. La instalación está un poco alejada y conviene poner cuidado a la hora de asegurarnos.

Siguiendo con el encadenamiento de rápeles, llegamos al último y más largo, de 32m. Al igual que en el anterior, hay poco espacio para que la gente espere su turno. También aquí la instalación está un poco alejada a la izquierda pero hay un pasamanos para asegurarse. A mitad de rápel, hay un volado de unos 7m que te deja en una rampa en la que puedes volver a correr.  

Y ya no hay más cuerda, pero comienza el último tramo de continuos destrepes, también divertido pero que requiere atención para no llevarnos sustos. Dependiendo del grupo, en 1.5 horas te plantas en el Yaga, finalizando este descenso. Lo que toca, tras reponer fuerzas, es quitarse el arnés, ponerse el neopreno y disfrutar de la Garganta de Escuaín.

Croquis aquí.

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